27. FORMACIÓN DEL PERCEPTO
La transmisión AA’ del código “forma” establecería una cantidad de tiempo mínima, necesaria para que el código “forma” se verificase: el tiempo necesario para que fuese detectable su transmisión completa. Ese tiempo mínimo supondría una unidad de tiempo en una escala en la que fuese detectable el código “forma”, detectable, por ejemplo, como parte del percepto “bola roja” mediante una interacción AA’-BB’, mediante su sincronización al establecerse una diferencia de fase constante entre AA’ y BB’.
Un fenómeno físico, un cambio de estado en un sistema, con el consecuente aumento de información, tiene efecto y es detectable al producirse interacciones entre sus elementos (también en el terreno de la abstracción en el cerebro, como cuando la interacción de letras da lugar a palabras). En el caso del fenómeno de la percepción de una bola roja, que tuviese efecto y fuese detectable dependería de las interacciones en alguna etapa del proceso entre “forma” y “color” para dar lugar al percepto “bola roja”, es decir, interacciones AB, AA’, BA, BB’ y AA’-BB’. La interacción AB, o BA, sería la sincronización AB por sincronización de fase. La interacción AA’ sería la transmisión de información codificada con el significado de “forma”, dando lugar a la red “forma”. La interacción BB’ sería la transmisión del mensaje “color”, la red “color”. La interacción AA’-BB’ sería el establecimiento de una diferencia de fase constante entre los códigos “forma” y “color”, su sincronización.
La sincronización de fase AB, para verificarse y ser detectable, solo requeriría un potencial de acción de A y otro de B, y con un tiempo también mínimo para verificarse, una unidad de referencia en la escala temporal en la que fuese detectable la verificación de dicha sincronización de fase, unidad de tiempo que sería menor que el tiempo mínimo necesario para verificar que se habría completado la transmisión del mensaje AA’, porque AA’ requeriría más de un potencial de acción, de lo contrario el código AA’ no podría llegar a ser distinto al código BB’.
La verificación de una sincronización AB en la forma de una diferencia de fase constante AA’-BB’, que requeriría la transmisión completa AA’ y BB’, tendría lugar, por tanto, en una escala de tiempo diferente y mayor (relativamente macroscópica) que la verificación de una sincronización AB mediante una sincronización de fase AB.
Si una unidad de referencia es mayor que la magnitud de un cambio de estado en un sistema según algún parámetro dado la magnitud será indetectable como tal en la escala de esa unidad. Por ejemplo: no se puede medir, con un termómetro dividido en grados, un aumento de temperatura de una milésima de grado. Dicha magnitud del cambio será indetectable en su valor en grados (0,001 grados) en esa escala relativamente macroscópica en grados, aunque sea detectable en su valor en milésimas de grado en esa otra escala en milésimas de grado relativamente microscópica respecto de la escala en grados. No por ello dejará de tener efecto el aumento de temperatura de una milésima de grado, aunque un observador sin capacidad de resolución suficiente, una resolución en milésimas de grado al menos, no lo detectase, porque las propiedades de un sistema no se pierden con un cambio de escala (Gehm, M., Thomas, J. E. Gases de Fermi atrapados ópticamente. Investigación y ciencia 2005; 342: 36-43), por lo que cuando el cambio de estado microscópico sí sea detectable a escala macroscópica de todos modos, como los píxeles de la pantalla de ordenador, lo será con pérdida de resolución, es decir, ya no como tales píxeles, sino en la forma de objetos o propiedades emergentes, por ejemplo, como “bola roja” en vez de como píxeles.
Si la unidad, el tiempo que tardasen en verificarse las transmisiones AA’ y BB’, fuese mayor que la magnitud, el tiempo que tardase en producirse la verificación de la sincronización de fase AB, la magnitud del cambio transitorio de la carga eléctrica de la membrana neuronal, el potencial de acción de A implicado en la configuración de la información con el significado de sincronización AB mediante sincronización de fase AB, aun formando parte del tren de potenciales del código “forma” de la transmisión AA’, sería indetectable como tal, en su valor, es decir, con el significado de una “sincronización de fase AB”, como parte de la información codificada significando “bola roja” en la escala de tiempo en la que los códigos “forma” y “color” fuesen detectables como tales al completarse la transmisión de los mensajes AA’ y BB’ y la sincronización de “forma” y “color”. Los potenciales de acción implicados en la sincronización de fase AB simplemente habrían desaparecido ya para cuando se completasen las transmisiones AA’ y BB’, por lo que serían indetectables de cualquier manera ya y por tanto indetectable la configuración de información con el significado de una sincronización de fase AB en la escala relativamente macroscópica en la que se verificaría la detectabilidad de la configuración de información con el significado de una sincronización de “forma” y “color”.
Sin embargo, la sincronización AB seguiría siendo detectable a escala macroscópica, pero ya no en la forma de una sincronización de fase AB, los “píxeles”, sino en la forma, emergente en una escala mayor, de una diferencia de fase constante AA’-BB’, una sincronización de “forma” y “color”, la unicidad de “bola roja” y su indivisibilidad en dos perceptos en función del tiempo.
Si la sincronización AB en la forma de una diferencia de fase constante AA’-BB’ fuese detectable en una escala de tiempo mayor que la escala en la que se verificaría la sincronización AB en la forma de una sincronización de fase AB, entonces un mismo fenómeno, la sincronización AB, pasaría a ser detectable en un mismo sustrato físico en dos escalas (gracias a estar A y B en dos redes a la vez cada una y a producirse una sincronización AB sin sincronización de sus frecuencias, de lo contrario, si el mecanismo neural fuese otro, no sería posible este cambio de escala, requisito para que el proceso se produzca con escalabilidad y tenga carácter emergente). Se estaría produciendo así un cambio de escala a lo largo del proceso de percepción en esta fase de sincronización AB vinculada con la formación del percepto. Así es cómo la verificación de la sincronización AB tendría lugar con escalabilidad.
Una escala sería relativamente macroscópica respecto de la otra, aquélla en la que tendría efecto el establecimiento de una diferencia de fase constante AA’-BB’, que sería macroscópica respecto de aquélla en la que tendría efecto el establecimiento de una sincronización de fase AB.
Un cambio de escala en la observación de un fenómeno supone una pérdida de resolución y un carácter emergente de la información por ello. Este cambio de escala durante el proceso de formación del percepto otorgaría carácter emergente a la percepción en esta fase del proceso, a la información procesada configurada de este modo, a su significado objetivo y sus propiedades, pues la sincronización AB no emergería a escala macroscópica en la forma de una sincronización de fase, que sería indetectable ya con esa forma en la escala macroscópica determinada por la transmisión AA’, sino en la forma de la emergente propiedad de la unicidad e indivisibilidad de “bola roja”, al quedar “forma” y “color” sincronizadas de este otro modo, por falta de resolución a escala macroscópica para que la sincronización AB fuese detectable como tal, como lo que sería fundamentalmente a escala microscópica: una sincronización de fase. De ahí el carácter emergente del objeto mental “bola roja”.
Ocurría algo análogo con los píxeles en la pantalla del ordenador: a escala microscópica, píxeles, y a escala macroscópica, una bola roja emergente para un observador macroscópico, por la pérdida de resolución con el cambio de escala, que ilusoriamente impide percibir a simple vista a los microscópicos píxeles como tales píxeles, a pesar de seguir siendo píxeles, o que impediría percibir a simple vista a la sincronización AB mediante una diferencia de fase constante AA’-BB’, como una sincronización AB mediante una sincronización de fase AB, aun siéndolo. La percepción de las cosas, la interpretación de lo que se ve, es real pero ilusoria.
En definitiva: al producirse la sincronización AB mediante sincronización de fases, no de frecuencias, A podría seguir en la red “forma” al incorporarse a la súper-red “bola roja” y no se perdería la heterogeneidad de la transmisión AA’ respecto de BB’. A podría estar en dos redes a la vez. Éso haría posible que un mismo fenómeno (sincronización AB) fuese detectable en dos escalas a la vez, como sincronización de fase AB y como diferencia de fase constante AA’-BB’, es decir, como sincronización de “forma” y “color” (indivisiblidad de “bola roja”). El percepto “bola roja” se formaría con su carácter emergente de este modo, al producirse este cambio de escala en el proceso de sincronización AB. La propiedad emergente sería la de la ilusoria unicidad e indivisibilidad del percepto “bola roja” en función del tiempo, por falta de resolución temporal a escala macroscópica para que “forma” y “color” tuviesen efecto por separado como dos perceptos, al ser el mecanismo de su sincronización, la sincronización de fase AB, indetectable como tal, como “píxel”, a escala macroscópica.
28. EL CARÁCTER MACROSCÓPICO DE LA PERCEPCIÓN
La percepción de las cosas no sería macroscópica porque se perciba que los cuerpos macroscópicos lo son. El tamaño espacial de los cuerpos macroscópicos que se percibe es una estimación relativa, llevada a cabo en el terreno de la abstracción al comparar unos cuerpos con otros y con la información al respecto memorizada durante años de aprendizaje por ensayo y error. La percepción sería macroscópica en función del tiempo, al conllevar la incapacidad por falta de resolución, al percibir una bola roja, para discriminar “forma” y “color” por separado a simple vista como dos perceptos, en la escala relativamente macroscópica en la que se verificaría la sincronización AB en la forma de una diferencia de fase constante AA’-BB’.
La fusión de “forma” y “color” tendría efecto de manera patente al coincidir a escala macroscópica ambos códigos en un mismo punto, pero no del espacio, como dos píxeles indiscriminables en la pantalla de un ordenador, sino que ambos códigos coincidirían en un punto del tiempo, un “cuanto de conciencia”, el ahora instantáneo, la “unicidad del curso de la vivencia psíquica” (que diría Husserl) en el que parece producirse la realidad perceptible. Esta escalabilidad en función del tiempo del proceso de percepción es lo que haría posible la emergencia de “bola roja” con ese aspecto de ilusoria unicidad e indivisibilidad de las partes sin perder su heterogeneidad respectiva.
En la escala determinada por la interacción AA’-BB’, “forma” y “color” tendrían efecto a la vez por falta de resolución para tener efecto por separado, al ser nula a escala macroscópica la magnitud de su separación aparente en el tiempo, al estar sincronizados mediante una para entonces indetectable sincronización de fase. La sincronización AB, una vez establecida a escala microscópica mediante una sincronización de fase AB, seguiría produciéndose como tal sincronización AB a escala macroscópica mediante una diferencia de fase constante AA’-BB’ (la sincronización AB se vería pero no se percibiría su mecanismo microscópico, la sincronización de fase AB, como ocurría con los píxeles). Emergería así la unicidad e indivisibilidad de “bola roja”, no la sincronización de fase AB.
La sincronización AB se verificaría de este modo a escala macroscópica sin perderse por tanto la heterogeneidad respectiva entre “forma” y “color”, con lo cual los códigos sí tendrían efecto como tales códigos a escala macroscópica al producirse su interacción, percibiéndose por ello una bola roja macroscópica y no potenciales de acción microscópicos.
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